…O donde sea que estés teniendo sexo. Claro que cada quién tiene sus neurosis, sus caprichos y sus disposiciones a la tolerancia. Tan es así, que decidí omitir algunos puntos de la lista (publicada por The Frisky) al considerarlos intrascendentes o imposibles. Les dejo el resultado de mi selección.
Gritar, susurrar o exclamar el nombre de alguien distinto a quien te estás cogiendo.
Pedir dinero prestado. A menos que estés jugando a la puta, en cuyo caso no cuenta como préstamo sino como técnica de fantaseo y excitación. ¿Nunca han jugado a la puta? “¿Cuánto me vas a pagar, corazón?” Uy, me encanta ese juego.
Involucrar a tu mamá o tu papá en una conversación erótica.
Hablar en un sentido figurado e infantil. Hay una gran diferencia entre solicitar “méteme la verga” y decir “me gusta tu pirrín”. Lo primero es cachondo; lo último, asqueroso.
Llorar. Concedo la excepción al llanto orgásmico o a las lágrimas que surcan el rostro durante el sexo oral y/o los atentados de asfixia. Ah, qué bonito.
Mandar mensajitos de celular, revisar tu mail, twitear.
Quejarte de las partes del cuerpo (tuyas o de la otra persona) que no te gustan. Si vas a acostarte con alguien, quien sea, concéntrate en las partes que sí te gustan y siéntete una reina (o un rey). Verás qué disfrutable.
Ver televisión, a menos que sea pornografía.
Sugerir que tu perro o tu gato suba a la cama. La sensación de tener la vista de una mascota sobre el cuerpo desnudo y actante es rarita e intimida.
Comparar el sexo que estás teniendo con el que tuviste antes. Una vez un individuo me dijo: “Fulanita no me la chupaba tan bien como tú”. Habrá creído que su comentario era halagador: a mí me pareció de pésimo gusto.
Via : NFSW
No hay comentarios:
Publicar un comentario